El País: "Hervíboros salvajes (sic) contra incendios forestales"

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Recientemente en la comarca de Alt Empordà - provincia de Gerona - se registró un incendio forestal de grandes proporciones que se saldó con cuatro personas fallecidas y 9.000 hectáreas fueron quemadas, 2.500 de las cuales estaban dedicadas al cultivo. Enric Cano, jefe del servicio de bomberos de Gerona, declaró que las llamas llegaron a quemar 1.200 hectáreas por hora y que "Ningún servicio de bomberos del mundo puede con esto." No es la primera vez que esta comarca catalana arde: otro incendio, acaecido en el agosto del 2000, calcinó 5.800 hectáreas de terreno y afectó también al parque natural del Cap de Creus.

Si no es novedoso el que en esta época del año haya incendios forestales, tampoco lo son las reacciones que vienen tras el siniestro: entre otras, anuncios de endurecimiento de las penas contempladas en el Código Penal, críticas por la presunta falta de medios para sofocar el incendio, acusaciones dirigidas contra supuestas tramas con espúreos intereses inmobiliarios o 'expertas' reflexiones que invitan a apagar de forma preventiva en invierno estos incendios a base de limpiar de maleza los montes.

Acerca de este último elemento de la anterior lista de lugares comunes ha escrito el periodista Benigno Varillas en tribuna del diario El País un artículo titulado "Herbívoros salvajes contra incendios forestales". Varillas comienza con una dura crítica a las repoblaciones forestales ejecutadas tras la Guerra Civil española, que no respetaron «el crecimiento del bosque en mosaico, alternando las masas boscosas con grandes pastizales, para que a la menor chispa en días de viento [...] no arda mucho más de lo que rodea el lugar donde se origina el incendio.»

El autor advierte también de otro error garrafal: «[...] no hicieron, [...] algo tan elemental como que si plantas o dejas crecer el monte, como se ha hecho en las seis últimas décadas, y no cuidas que los herbívoros coman la vegetación en zonas alternas con la masa boscosa, esta queda condenada a finalizar su ciclo consumida por el fuego.»

La solución propuesta pasa por un enfoque más holístico que promueva «una ganadería combinada con la reforestación, y si la ganadería extensiva y trashumante dejó de tener sentido económico [...] , debería haberse preocupado de que los montes españoles tengan uros, caballos salvajes, cebros y bisontes.» Estas especies «no solo comen vegetación como lo hacen corzos, ciervos, jabalíes y rebecos, sino que tienen el peso necesario para impedir por pisoteo que el matorral crezca.»

Por último, califica de quimera el limpiar el monte con mano de obra: «[...] no solo es un dislate, practicado en los últimos años de gasto disparatado, que ahora nadie puede pagar, sino que, además, es una quimera por la magnitud faraónica de la tarea.»

1 comentario:

  1. Aínda vin este fin de semana unha carta ao director de El País por parte de dous colegas da ETS de Montes da UPM defendendo as repoboacións realizadas (e en particular as realizadas con piñeiros). Moitas tiveron éxito en reducir problemas de erosión, ou en revexetar áreas de monte mediterráneo anteriormente esquilmadas. Pero vale a pena dicir que aínda que o groso as realizou o PFE despois da guerra, xa viñan realizándose en anos anteriores, e que no fondo do que se trataba era de poñer o territorio ao servizo da produción de madeira para a industria (non precisamente das pequenas instalacións de aserrío), e en definitiva ao servizo do capital que sostiña (e sostén: véxanse as fumigacións con flufenoxurón deste ano) esta industria.

    E por outra parte, de onde saca este home que a gandería extensiva "deixou de ter sentido económico"? Pois mal imos se xestionar o territorio é un gasto.

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