LA ORUGA LABORATEIRA
La oruga laborateira
tiene dos ojos, el izquierdo y el derecho, que tienen visiones
diferentes de Galicia y sus recursos territoriales. La oruga tiene
que conseguir que tengan una visión conjunta si quiere convertirse
en mariposa y tener unas coloridas alas, más delicadas que la
mantequilla.
El ojo izquierdo piensa
en sobrevolar áreas de alta naturalidad y en la conservación de
procesos y elementos ecológicos, e ignora al hombre como parte de
los ecosistemas. Este ojo está preocupado por la pérdida de
biodiversidad provocada por el abandono o la intensificación agraria
y por la fragmentación y disminución del ambiente natural.
Pero el ojo derecho se
imagina revoloteando entre rubias galegas en los prados.
Reconoce la fuerte presencia humana en la naturaleza y el necesario
uso y aprovechamiento de los recursos naturales. Este ojo cree
imprescindible preservar los valores económicos, sociales y
culturales asociados al aprovechamiento de estos recursos.
La oruga debe buscar
alternativas de gestión para que sus dos ojos, aun viendo cosas
diferentes, formen una imagen nítida del territorio en el que vive.
Para lograrlo, se le ocurren dos posibles formas:
1) A través de la
creación de figuras de protección de espacios naturales para
gestionar los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y ecológicos de
forma sostenible. En Galicia, la Ley 9/2011 de Conservación de la
Naturaleza promueve la creación de espacios naturales públicos y
privados de interés local, que por sus características sean
merecedores de la protección de sus valores naturales. ¿Por qué no
conservar espacios de interés local con especiales valores agrarios,
ambientales, económicos, sociales y culturales? Así, en los
espacios amparados por esta figura, la gestión no se convierte en
una lucha entre el aprovechamiento de los recursos naturales
productivos y la conservación, sino en la conciliación entre ambas.
2)
Protegiendo espacios a través de acuerdos privados de custodia del
territorio para compatibilizar la viabilidad económica y la
conservación del medio natural. La custodia agraria permite implicar
y relacionar a gestores de los espacios agrarios para lograr una
gestión sostenible de sus territorios, obteniendo beneficios
sociales, económicos y ambientales.
En ambos casos, resulta
ineludible adquirir compromisos entre la protección y el uso de los
elementos naturales y crear acuerdos ambientales y económicos para
lograr una gestión conjunta de los recursos naturales, de modo que
se integren las dos visiones de una misma realidad territorial.
¿Hay más alternativas
para lograr la metamorfosis? A la oruga laborateira le gustaría
conocerlas.
Laura García Alonso
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